Unidad 6 La empresa y su personal
6.7 Rentas del empleo: el coste de perder el empleo
Existen muchas razones por las que la gente hace un buen trabajo. Para algunas personas, trabajar bien ya es una recompensa en sí misma: no hacerlo iría en contra de su ética del trabajo. Incluso para quienes no sienten la motivación intrínseca de esforzarse en el trabajo, el sentido de la responsabilidad hacia el resto del personal o hacia el empleador puede constituir una fuerte motivación para trabajar. Para algunas personas, esforzarse en el trabajo es una forma de corresponder con un sentimiento de gratitud hacia el empleador por tener un puesto de trabajo con buenas condiciones laborales.
Sin embargo, como la remuneración del personal suele ser a tanto la hora y no está en consonancia con que se haya hecho un buen trabajo, su esfuerzo contribuye al beneficio de la empresa, pero no a sus propios ingresos. Por lo tanto, se produce un conflicto en cuanto a cumplir con el trabajo.
Hay otra razón para hacer un buen trabajo: el temor al despido o a perder la oportunidad de ascender a un puesto que ofrezca mejor salario y mayor estabilidad laboral.
Tanto las leyes como las prácticas relativas a la terminación de una relación laboral por causa justificada (es decir, debida a un trabajo inadecuado o de baja calidad, y no por una demanda insuficiente de los productos de la empresa) varían de unos países a otros. En algunos, las empresas tienen el derecho a despedir al trabajador cuando quieran; en otros, el despido es difícil y costoso. Pero, incluso en estos casos, el empleado tiene que tener en cuenta las consecuencias de no llegar a cumplir las expectativas del empleador. Por ejemplo, sería poco probable que alcanzase un puesto dentro de la empresa que le permitiese ascender o quizás conservar el trabajo en caso de que una bajada de la demanda de los productos de la empresa provocase algunos despidos.
Pieza clave
Para más información sobre la manera en que los actores económicos toman decisiones, la siguiente mejor alternativa y la renta económica, consulta la sección 2.2.
- renta económica
- La renta económica es la diferencia entre el beneficio neto (monetario o de otro tipo) que una persona recibe de una acción elegida y el beneficio neto derivado de la mejor alternativa (u opción de reserva). Véase también: opción de reserva.
- renta del empleo
- Renta económica que percibe un trabajador cuando el valor neto de su trabajo supera el valor neto de su siguiente mejor alternativa (es decir, estar desempleado). Véase también: renta económica.
Los trabajadores se preocupan de conservar su empleo porque el valor del trabajo (teniendo en cuenta todos los beneficios y costes que conlleva) es mayor que el de la siguiente mejor opción, que estar en el desempleo y buscando otro trabajo. En otras palabras, existe una forma de renta económica, llamada renta del empleo, que corresponde a la diferencia entre el beneficio neto del empleo y el beneficio neto del desempleo.
Las rentas del empleo pueden beneficiar a propietarios y directivos de dos formas:
- Lo más probable es que el empleado siga en la empresa: si renunciara al trabajo, la empresa tendría que gastar en la selección, contratación y formación de alguien que lo reemplazara.
- Pueden amenazar con despedir al trabajador: los propietarios y los directivos ejercen poder sobre el empleado porque este tiene algo que perder. La amenaza, ya sea implícita o explícita, servirá para que el empleado se esfuerce hasta un punto que no se daría en otro caso.
El mismo razonamiento es aplicable al empleo de los directivos. Los propietarios tienen poder sobre ellos porque pueden despedirlos, lo que los dejaría sin sus rentas del empleo. El economista Karl Marx se dio cuenta de que esta relación entre empleadores y trabajadores era diferente en lo fundamental de la que existe entre compradores y vendedores en los mercados de bienes.
Grandes economistas Karl Marx

Adam Smith fue el defensor más famoso del capitalismo en los albores de este sistema económico. Karl Marx (1818–1883), que había visto al capitalismo madurar en los núcleos industriales de Inglaterra, se convirtió en su crítico más famoso.
Nacido en Prusia (ahora parte de Alemania), asistió al instituto local, célebre por seguir los principios del liberalismo ilustrado. En 1842, empezó a trabajar de redactor y editor en el periódico liberal Rheinische Zeitung. Después de que el gobierno lo cerrara, se mudó a París y conoció a Friedrich Engels, con quien colaboró en la redacción del Manifiesto comunista (1848). En 1849 se mudó a Londres. Al principio, Marx y su esposa Jenny vivieron en la pobreza, hasta que ganó dinero escribiendo sobre acontecimientos políticos sucedidos en Europa para el New York Daily Tribune.
Marx veía el capitalismo tan solo como el más reciente de una sucesión de sistemas económicos en que las personas han vivido desde la prehistoria. Consideraba que el capitalismo no era el único sistema económico en adolecer de desigualdad (la esclavitud, el feudalismo y otros muchos habían tenido ese rasgo), también generaba cambios continuos y crecimiento de la producción.1
Fue el primer economista en entender por qué la economía capitalista era la más dinámica de la historia de la humanidad. El cambio perpetuo surgió, según sus observaciones, porque los capitalistas solo podían sobrevivir introduciendo nuevas tecnologías y productos, buscando maneras de disminuir los costes y reinvirtiendo los beneficios en negocios que crecerían a perpetuidad.
Esto, afirmaba, inevitablemente causa conflictos entre empleadores y trabajadores. La compraventa de bienes en un mercado abierto es una transacción entre iguales: nadie está en posición de obligar a nadie a comprar o vender. En el mercado laboral, en el que los dueños del capital y los trabajadores actúan como compradores y como vendedores, respectivamente, la apariencia de libertad e igualdad era, para Marx, una ilusión.
El capital es extenso y aborda muchos temas, pero puedes encontrar las citas que necesites en este archivo que permite hacer búsquedas.
Los empleadores no compraban en realidad el trabajo de los empleados, sino que el salario permitía a aquellos alquilar a estos y darles instrucciones dentro de la empresa. Los trabajadores no eran propensos a la desobediencia porque podrían perder su trabajo e ingresar en el denominado, según la expresión que Marx usó en El capital (1867), «ejército industrial de reserva» de los desempleados. Marx pensaba que el poder que ejercían los empleadores sobre los trabajadores era un defecto intrínseco del capitalismo.2
Igualmente influyentes fueron las aportaciones de Marx sobre la historia, la política y la sociología. Pensaba que la historia estaba condicionada de manera decisiva por las interacciones entre la escasez, el progreso tecnológico y las instituciones económicas; también creía que los conflictos políticos surgían de los desacuerdos sobre la distribución de las rentas y la organización de esas instituciones. El capitalismo, al organizar la producción y su asignación en mercados anónimos, creaba individuos atomizados en lugar de comunidades integradas.
En años recientes, los economistas han vuelto a cuestiones planteadas en la obra de Marx para intentar explicar las crisis económicas. Entre esas cuestiones figuran la empresa como escenario de conflicto y de ejercicio del poder (esta unidad), el papel del progreso tecnológico (unidades 1 y 2) y los problemas creados por la desigualdad.
Pregunta 6.8 Elige las respuestas que sean correctas
Lee los siguientes enunciados sobre Marx y elige los que sean correctos.
- Marx sí identificó por qué el sistema capitalista es tan dinámico (aunque fue un crítico severo del capitalismo).
- Además, defendía que también haría falta encontrar formas de reducir costes y reinvertir los beneficios en las empresas.
- Sostenía que, a diferencia de los mercados de productos, donde compradores y vendedores operan con relativamente más libertad, en las empresas los empleadores ejercen poder sobre sus empleados.
- El ejército industrial de reserva consiste en personas que están desempleadas y disponibles para trabajar por los salarios de las que sí están empleadas actualmente (o incluso por menos), por lo que quienes tienen trabajo siempre sabrían que se les podría sustituir si no cumpliesen con las expectativas del empleador. Marx usó el término «ejército» por la forma en que los trabajadores estaban bajo las órdenes de sus empleadores.
Ejercicio 6.3 Las ideas de Marx sobre el trabajo y el desempleo
Utiliza este archivo que permite hacer búsquedas (mediante el menú situado en el lado izquierdo de la página) para encontrar las palabras inglesas «army» o «reserve army» (que corresponden a ejército y ejército industrial de reserva, respectivamente). Lee algunos de los fragmentos que contienen esos términos para conocer mejor las ideas de Marx sobre la organización del trabajo y las características del desempleo en el siglo XIX. ¿En qué medida se parecen o se diferencian esas ideas de los conceptos abordados en la presente unidad?
Los costes de perder el empleo
Para calcular la renta del empleo, es decir, el coste neto de perder el empleo, tenemos que sumar todos los beneficios y costes asociados con trabajar y compararlos con los del desempleo.
Entre los costes de trabajar están los siguientes:
- La desutilidad del trabajo: los empleados deben dedicar tiempo a hacer cosas que preferirían no hacer.
- El coste de desplazarse al trabajo todos los días.
- Los costes del cuidado infantil.
Los economistas Andrew Clark y Andrew Oswald calcularon que, en Gran Bretaña, una persona media necesitaría una prestación de 15 000 libras esterlinas (22 500 dólares) por mes después de perder su trabajo para ser tan feliz como cuando trabajaba, frente a un sueldo medio de 2000 libras al mes.
Sin embargo, son muchos los beneficios que dejarían de tenerse si se perdiera el trabajo:
- Ingresos salariales: es posible que se compensen parcialmente con el subsidio de desempleo o con ingresos informales o con trabajo en la granja familiar mientras se busca otro empleo.
- Activos específicos de una empresa: incluyen las amistades trabadas con compañeros y, tal vez, la proximidad del lugar de trabajo al domicilio actual.
- Seguro médico: en algunos países, el empleador paga la asistencia médica del empleado.
- Posición social: para la mayor parte de las personas, el estigma de estar en el desempleo equivale a un considerable coste económico.
El coste general de perder el trabajo depende de cuánto se prolonguen esas pérdidas:
- La duración prevista de la situación de desempleo: es decir, cuánto tiempo se piensa que se seguirá en el desempleo antes de encontrar otro trabajo.
- La probabilidad de encontrar un empleo que tenga un valor parecido: si el nivel de vida es bajo estando en el desempleo, aumenta la probabilidad de aceptar un trabajo menos deseable que el que se ha perdido.
El tiempo que las personas están desempleadas varía según el tipo de trabajo que hacen y la situación del mercado de trabajo: cuántas vacantes hay y si hay mucha competencia por conseguir esos puestos. La figura 6.7 compara los resultados de encuestas realizadas entre personas desempleadas en una muestra de países en 2021; en ella se muestra el tiempo medio que habían estado en el desempleo. En Canadá y Estados Unidos, era de 5 o 6 meses, pero en algunos países era superior a un año.
Figura 6.7 Duración media del desempleo en una muestra de países en 2021.
OECD. Average duration of unemployment. Consultado en diciembre de 2022.
Estos datos nos ofrecen únicamente una indicación aproximada de lo que le puede esperar a una persona que pierde su empleo. Pero reflejan que, para muchas personas, quedarse sin trabajo importa mucho, porque la privación de ingresos y de otros beneficios puede prolongarse durante mucho tiempo. Además, en países donde las prestaciones por desempleo son menos generosas, la duración media del desempleo es posible que sea menor, no porque haya más vacantes, sino porque es mayor la disposición a aceptar empleos menos convenientes y que están peor retribuidos.
Pregunta 6.9 Elige las respuestas que sean correctas
¿En cuál de las siguientes situaciones de empleo sería alta la renta del empleo, ceteris paribus?
- Si el empleado perdiera el trabajo, dejaría de disfrutar de todos estos beneficios, por lo que la renta económica del empleo es alta.
- El coste de perder el empleo es bajo porque sería fácil encontrar otro. Por lo tanto, la renta económica es baja.
- Un contable cualificado tendrá fácil encontrar otros empleos con un salario similar, por lo que la renta económica es baja.
- A un trabajador así se le paga un salario alto porque, si se fuera, se perderían activos específicos de la empresa. Otras empresas le pagarían un salario más bajo (al menos inicialmente), por lo que la renta económica es alta.
La economía aprende de los hechos ¿Cómo cuantificar las rentas del empleo?
Incluso si se deja de lado el coste social y psicológico (sin duda grande, pero difícil de medir) de perder el trabajo, no resulta fácil estimar el coste de la pérdida.
¿Podemos comparar la situación económica de trabajadores empleados y desempleados? No, porque cada persona desempleada es diferente, con experiencia y destrezas distintas. Incluso si encontraran un trabajo, es probable que, de media, ganaran menos que quienes ya tienen un empleo.
- experimento natural
- Estudio empírico que aprovecha una diferencia que existe entre las condiciones que afectan a dos poblaciones (o dos economías) y que se ha producido por causas externas, por ejemplo, diferencias en las legislaciones, las políticas o el clima. La comparación entre los resultados producidos en las dos poblaciones arroja información útil sobre el efecto de las condiciones, siempre que la diferencia de las condiciones estuviese causada por un hecho aleatorio. Sin embargo, no resultaría de utilidad si, por ejemplo, la diferencia existente entre las políticas adoptadas se debiese a algo distinto, que podría haber afectado al resultado.
No obstante, el cierre de toda una empresa o un despido masivo de trabajadores constituyen un experimento natural. Nos permiten comparar los ingresos de los trabajadores antes y después de perder el puesto de trabajo. Cuando una fábrica cierra, por ejemplo, porque la empresa decide trasladar la producción a otra parte del mundo, pierden sus puestos prácticamente todos los trabajadores, no solo los que tenían una mayor probabilidad de acabar así por su mal rendimiento.3 4
Louis Jacobson, Robert Lalonde y Daniel Sullivan se sirvieron de este planteamiento. Estudiaron el caso de trabajadores a jornada completa y con experiencia que se vieron sometidos a despidos masivos en el estado de Pensilvania en 1982. En dólares de 2014, los afectados ganaban de media 50 000 dólares en 1979. Quienes tuvieron la suerte de encontrar trabajo en menos de tres meses aceptaron salarios mucho más bajos, solo 35 000 dólares de media: el despido implicó que sus ingresos disminuyeron 15 000 dólares.5
Cuatro años más tarde, seguían ganando 13 300 dólares menos que otros trabajadores parecidos que habían empezado cobrando lo mismo, pero en empresas que no despidieron a sus trabajadores. En los cinco años que siguieron al despido, habían perdido el equivalente a todo un año de ingresos.
Muchos, por supuesto, no volvieron a encontrar trabajo y sufrieron pérdidas aún mayores.
1982 no fue un buen año para buscar trabajo en Pensilvania, pero estimaciones similares (de Connecticut entre 1993 y 2004, por ejemplo) indican que, incluso en épocas mejores, las rentas del empleo son suficientemente cuantiosas como para que a los trabajadores les preocupe perder el empleo.
Ejercicio 6.4 Experimentos naturales
Responde a las siguientes preguntas con tus propias palabras:
- ¿Qué es un experimento natural?
- Comenta cómo los despidos masivos en Pensilvania que hemos descrito en el apartado «La economía aprende de los hechos» constituyen un experimento natural en este contexto. ¿Cómo ayuda este contexto a resolver el problema que surgiría al intentar comparar la situación de trabajadores empleados y desempleados?
-
Karl Marx. (1848) 2010. The Communist Manifesto. Editado por Friedrich Engels. Londres: Arcturus Publishing [Manifiesto comunista, trad. cast. de Pedro Ribas, Madrid: Alianza Editorial, 2011]. ↩
-
Karl Marx. 1906. Capital: A Critique of Political Economy. Nueva York: Random House [El capital: crítica de la economía política, trad. cast. de Pedro Scaron, Madrid: Siglo XXI, 2017]. ↩
-
Lori G. Kletzer. 1998. «Job Displacement». Journal of Economic Perspectives 12 (1): pp. 115–36. ↩
-
Kenneth A. Couch y Dana W. Placzek. 2010. «Earnings Losses of Displaced Workers Revisited». American Economic Review 100 (1): pp. 572–89. ↩
-
Louis Jacobson, Robert J. Lalonde y Daniel G. Sullivan. 1993. «Earnings Losses of Displaced Workers». The American Economic Review 83 (4): pp. 685–709. ↩